jueves, 28 de abril de 2016

Crítica de El Libro de la Selva (Disney, 2016)

Hay muchas historias que rondan por las selvas de la India, pero ninguna tan única y curiosa como la del cachorro humano llamado Mowgli…


Muchos somos los que hemos oído estas mismas palabras de Bagheera, la pantera negra en aquella cinta de 1967 creada por Walt Disney inspirado en la obra literaria de Kipling, El Libro de la Selva, que comenzaría lo que sería la edad dorada de la animación. Y aunque ésta es considerada un clásico entre los millones de niños que nos criamos con el dulce Baloo y bailando al ritmo de la jungla con Louie, son muchas las personas que pensamos que dicha cinta fue una oportunidad desperdiciada de contar una historia mucho más profunda y sólida de la que nos relataron, más todavía si conocemos la verdadera vida de Mowgli y que el propio Disney prohibió que los creadores se leyeran para evitar que su inspiración afectase a la producción. A día de hoy sigue gozando de personajes carismáticos y con unas animaciones espléndidas, pero que a nivel de relato resulta pobre, sencillo e inexistente, en el que los propios protagonistas no se toman nada en serio: ni los peligros de la selva, ni la lógica, solo importa ponerse a cantar y nada más. Brilla por su portada y su apariencia, pero no por su contenido.

Es por esta razón, tras el éxito que Disney ha cosechado con las primeras adaptaciones de sus cuentos más clásicos en películas live action (como Maléfica o La Cenicienta), que la creación de una película real sobre El Libro de la Selva fuese su siguiente objetivo. Su director, que también trabajó en Iron Man, confirmó que su meta era conseguir una adaptación fiel a la estética y personajes de Disney, pero con las bases más importantes del libro y con una historia mucho más profunda en un intento de contar su propia versión sin alejarse de sus orígenes de la animación o la literatura.





Y vaya si lo ha conseguido: desde el primer momento que nos sentamos a ver la película, la cámara nos conduce por unos bellos y exóticos paisajes que casi podemos sentir y animales que casi podemos tocar, con una música que nos envuelve en la nostalgia al reconocer trozos de las melodías originales o pequeñas pinceladas de éstas en las nuevas soundtracks. La historia mantiene la base de la película de animación con Mowgli, un cachorro humano encontrado por la pantera negra y criado en la manada de lobos de Akela, se ve amenazado por la presencia de Sheer Khan, quien cegado por su sed de sangre y odio al hombre, jura matarlo. Por lo que, para proteger tanto a la manada de lobos como al chico, Bagheera decide llevarlo de vuelta a su lugar de origen. Hasta ahí, junto con la estética de la película y el atrezo y vestimenta de los personajes, vemos que la película camina sobre las bases de la compañía de Mickey Mouse.


Sin embargo, el guión se muestra de una forma más seria y sólida, mostrando las dificultades físicas y morales que Mowgli siente al ser diferente de su manada, que a pesar de todo, le aprecia con creces. La presencia de los lobos y la ley de la selva, al igual que en el libro, es mucho más importante, así como la amenaza real de Sheer Khan que nos mantiene en tensión durante toda la trama. La selva, si bien es hermosa y exótica, también muestra sus peligros, sin ser el juego de niños que nos vendían hace casi 50 años. Y las situaciones se desenvuelven de una forma mucho más lógica y con consistencia, y con unos personajes fieles a los de la película de animación, pero que resultan mucho más creíbles en cuanto a actuación y a nivel de personalidad: Mowgli, si bien es un niño y muestra esto en muchas facetas como su lado juguetón e ingenioso al usar trucos, entiende los peligros que corre, y sabe desenvolverse en la selva, y Bagheera se muestra si bien igual de estricto y un pelín gruñón, también se demuestra muchas veces el cariño y deseo de proteger al pequeño a toda costa, así como Baloo sigue siendo el bonachón que conocemos con un lado más pícaro. La relación de todos los personajes principales está mucho más equilibrada, teniendo todos la misma importancia (en la de animación, una vez sale Baloo, se da carpetazo al resto) y un desarrollo mucho más natural y no tan apresurado y forzado. Sin hablar de las escenas que te enternecerán, que te harán desternillarte de la risa y de las increíbles escenas de acción, como el bosque en llamas. La cinta en general mantiene un buen ritmo que nunca se llega a romper y que quieres que la aventura siga.


A esto hay que sumarles constantes referencias que se funden a la perfección con la película sin llegar a causar dejavú o a que nos parezca que estamos viendo la misma cinta: por una parte los guiños a la película son más que evidentes (el prólogo, el encuentro con Kaa, la escena del río, la banda sonora, el final…), y por otra la misma cantidad de referencias al libro de Kipling: la ley de la selva, los diálogos directamente sacados del libro, situaciones que o bien actúan igual o que sencillamente homenajean los eventos originales de la obra literaria, como la estampida de los búfalos o el respeto hacia los elefantes… Lógicamente no llegará a ser tan fiel al libro (debido a ser tan oscuro), del cual únicamente consiguió el anime japonés shonen Mowgli que se estrenó en España a principios de los 90. Es una historia que si bien se apoya en ambos pilares, consigue desenvolverse de tal forma que crea su propia versión del cuento sin desmerecer o serle infiel a ninguna de las obras literarias o fílmicas.


A nivel gráfico es imposible ponerle pegas, ya que los gráficos, si bien son todos hechos por ordenador, muestran un nivel de realismo y de belleza impresionantes que te hacen dudar de si lo que estás viendo es real o no, los personajes están tan vivos como el propio Mowgli y si bien hablan, sus expresiones faciales y corporales están tan cuidadas que apenas nos damos cuenta de que son CGI y sus movimientos y expresiones faciales están limitadas a las que podría tener cualquier otro animal de su especie para mayor realismo. La iluminación y los diferentes tonos de color que tiene la selva así como el esmero en el detalle de las localizaciones, consigue que nos traslademos de lleno a la jungla de la India, además de mostrar el cariño por la cinta original al ver recreadas ciertas escenas concretas de la película a la perfección o el ingenio del simbolismo o la mitología en algunas escenas (la loba blanca, el fuego como símbolo de poder y codicia del hombre, etc). Las únicas pegas que se pueden destacar son más bien fallos de raccord en puntos concretos del film en el que las cicatrices de Mowgli desaparecen y vuelven a aparecer, o que ciertos animales son de origen africano y no indio.


Y a nivel sonoro cumple perfectamente mediante un buen doblaje de personajes debido a una buena interpretación de éstos y a una banda sonora refrescante que te mantiene en vilo en las escenas de acción y te emociona en los momentos más emotivos, así como embriagarnos de nostalgia al reconocer ciertas partituras o tonos de melodía de Disney.

También cabe recordar que la película NO es un musical, pues aunque encontraremos dos canciones (Busca lo más vital y Quiero ser como tú), ambas son muy breves y actúan como narradoras de dichos momentos sin llegar a cortar el ritmo de la historia en ningún momento. La única que a lo mejor no llega a pegar del todo es la del rey Louie, pues aquí se muestra como un personaje imponente, poderoso y orgulloso, para nada el juerguista que conocimos en la cinta anterior, pero por fortuna es lo suficientemente corta como para no estropear la narrativa o el ritmo de la acción.

En resumen, El Libro de la Selva es una película preciosa, entretenida, divertida y emotiva que homenajea tanto a Kipling como a Disney (150º y 50º aniversario respectivamente) tomando ambas como base para contar su propia versión de la historia de una forma más seria y realista, con una ambientación y apartado artístico perfecto y una banda sonora que nos mete de lleno en escena y nos hace recordar que estamos de vuelta con nuestros viejos amigos. La mejor adaptación de un clásico Disney Live Action hasta la fecha.


90. Una nueva versión de El Libro de la Selva que goza de las bases tanto de la obra original como de los personajes clásicos de Disney, en un argumento y ritmo de acción mucho más sólido y lógico con una ambientación y recreación de la selva que te dejará con la boca abierta y con una música preciosa y de lo más vital, nunca mejor dicho. La mejor adaptación live action de Disney hasta el momento. Te guste la película original o no, hay que verla.


+ Artística y gráficamente preciosa, casi imposible distinguir los personajes reales de las CGI
+ Atmósfera perfecta, una recreación impresionante, bella y enfermiza de la selva de la india
+ Perfecta caracterización e interpretación de los diferentes personajes originales de la película de Disney
+ El genial homenaje sonoro a la película de animación sin olvidar crear preciosas melodías nuevas
+ Las incontables referencias a la película y al libro original
+ Un guión mucho más sólido que la versión de Disney que plantea la historia de forma más realista, con toques de la casa pero que trata temas del libro, creando su propia versión de la historia sin ser infiel a las obras originales


-        Algunos pequeños fallos de raccord difíciles de apreciar, como cicatrices que aparecen y desaparecen en un punto concreto o animales africanos en una ambientación de la selva de la India.

-        Al nuevo Louie no le pega mucho su canción, pero por fortuna es corta y no llega a cortar el ritmo de la película.

Aquí os dejo el tráiler final de la película:





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