Assassin's Creed Unity PS4 (Ubisoft, 2014) - Liberté, Legalité, Fraternité ou la mort

Parece mentira que no haya pasado ni una década desde que el padre de Prince of Persia Las Arenas del Tiempo, Patrice Desilest, creara lo que se convertiría en una de las sagas más influyentes y de mayor éxito de la actualidad como lo es Assassin’s Creed, franquicia que desde 2009 ha ido sacando una entrega anual en nuestras consolas.

Muchos son los que consideran que la saga está ya sobreexplotada, y si bien es cierto que abusan del ritmo de entregas, es innegable que Assassin’s Creed es una de las pocas franquicias que pueden presumir de innovar entre cada entrega de la saga, y es que a pesar de toda la cantidad de videojuegos que han sacado en tan poco tiempo, Assassin’s Creed es el único videojuego donde disfrutamos, aprendemos y vivimos de la historia de la humanidad, y eso es una oportunidad que no tiene precio.

Tras explorar la Tierra Santa durante las cruzadas con Altair, vengar a nuestra familia durante el renacimiento italiano y las guerras bizantinas con nuestro querido Ezio, luchar por proteger a nuestra tribu durante la guerra de independencia de EE.UU. con Connor (Rattonhakéton), liberar a los esclavos con Aveline durante el asedio español en Luisiana, vivir la loca edad dorada de la piratería junto a Edward y finalmente vivir la purga de la hermandad durante la guerra de los 7 años con Shay, Ubisoft ha lanzado lo que será nuestra siguiente lección de historia, una que llevábamos años soñando con ver en nuestras pantallas: la revolución francesa con toda la espectacularidad de la next gen. Pero, ¿ha cumplido las expectativas? Descubrámoslo en este análisis.

Bienvenido a la revolución.

Assassin’s Creed Unity nos sitúa en los acontecimientos paralelos que vivimos en Assassin’s Creed Rogue, solo que esta vez en vez de ser un templario, somos un asesino infiltrado que explora los recuerdos de ADN del asesino Arno Victor Dorian, quien será nuestro protagonista en este videojuego ambientado en la revolución francesa. Junto a Arno viviremos desde dentro no solo los eventos más importantes de la revolución (desde la marcha de mujeres y la toma de la bastilla hasta la captura y decapitación de Robespierre), sino la siempre secreta y ancestral guerra entre templarios y asesinos. Aunque la sinopsis puede parecer la misma de siempre, la narrativa de esta entrega está muy cuidada, centrándose en el lado más humano de los protagonistas Arno y Elise, dos personas unidas por la amistad y el amor desde niños pero separados por sus ideologías opuestas, la asesina y templaria. Y sin embargo, estos dos personajes nos demuestran a lo largo de la trama el lado más emocional de esta lucha milenaria y cómo realmente ni los asesinos son los héroes perfectos ni los templarios son realmente malvados, pues así como a lo largo de la trama no estaremos de acuerdo con todas las decisiones del credo, nos encontraremos dándole muchas veces la razón a Elise, demostrando que a pesar de las diferencias tácticas o filosóficas, comparte el mismo sentido de la justicia que su mejor amigo y nuestro personaje. Todos los fans que echaban de menos estar dentro de las conspiraciones entre asesinos y templarios se sentirán como en casa de vuelta a los orígenes de la franquicia. El contexto histórico es el telón de fondo para esta batalla y cómo no, además de conocer a todos los personajes de ambos bandos, también veremos a una amplia variedad de personajes históricos, desde Napoleón Bonaparte hasta el mismísimo Luis XVI.

No se va a destripar la historia para que se pueda disfrutar por uno mismo, pero la única pega que si acaso se le puede poner es que, además de que la historia del presente es inexistente, por momentos la aventura de Arno parece desarrollarse demasiado rápido y que a veces el contexto histórico, aunque es el alma del videojuego y se puede palpar en cada detalle de éste, dentro de la historia, queda un poco relegada a un segundo plano.

Assassin’s Creed Unity vuelve a los orígenes de la franquicia: no hay barcos ni fronteras, solo la recreación de París más grande y bella que jamás hayamos visto nunca en un videojuego, que plasma a la perfección la atmósfera de la revolución, el contraste de la belleza de los lujos de la alta sociedad siendo brutalmente despedazados por el pueblo que lucha por su libertad e igualdad. Tampoco se limita a ver solo una cara de la moneda, sino que explora la historia que todos conocemos desde los diferentes puntos de vista de las diferentes clases sociales así como de los grupos formados en aquel entonces, desde los moderados hasta los patriotas. Refleja a la perfección el terror y caos que reinaba en París en nombre del cambio y de la caída del Antiguo Régimen. Mientras el pueblo lucha por sus derechos, nosotros somos un asesino que trabaja desde las sombras, trepando por los tejados y observando el entorno desde lo más alto de Notre Dame, ya sea cazando templarios, salvando a nuestros aliados o explorando las catacumbas, desentrañando los antiguos secretos de París.

No penséis que solo por volver a los orígenes el juego carece de novedades en la franquicia: para empezar, la recreación de París es impecable, y por primera vez en la saga, la ciudad es cien por cien jugable y explorable tanto en exteriores como en interiores de los edificios sin tiempos de carga. El parkour se ha rediseñado para hacerlo más fluído y sencillo de realizar (aunque puede costar al principio adaptarse al cambio), contamos con un modo sigilo que nos permite pasar desapercibido en lugares y habitaciones llenas de soldados, y por si fuera poco, la personalización y mejora de nuestro personaje se ha rediseñado desde cero: a través de las diferentes misiones de la historia y de las misiones cooperativas conseguimos puntos de asesino que nos permiten comprar habilidades de sigilo, combate y de salud, además de poder comprar con dinero o encontrar en el mapa todo tipo de armas (entre ellas nuevas como la hoja fantasma o los fusiles), atuendos y de accesorios para el traje de Arno que, dependiendo del que elijamos, mejoran unos atributos del personaje u otros, como su fuerza, su sigilo, su resistencia, o la cantidad de munición que puede llevar. Este toque del género RPG le queda como anillo al dedo a la saga, lo que hace que podamos crear nuestra propia versión de Arno, adaptándose a nuestro estilo de juego mediante las elecciones que hagamos.

Si esto os parece poco, hay que añadir que ahora, al final de cada secuencia, cuando nos toca eliminar a nuestro objetivo templario, tenemos las misiones de libre elección, es decir, la misión nos da un objetivo con el que tenemos que acabar, pero a su vez, nos ofrecen diferentes oportunidades para acabar con él, ya sea matándole directamente, creando una distracción, infiltrándonos en su fortaleza, envenenándolo, etc. Es un tipo de misión que no castiga al jugador, al contrario, le da una total libertad para acabar con el objetivo como él desee, solo hay que decidir la forma en la que se quiere hacer. Y ésta es solo una de las muchas y nuevas misiones que podemos encontrar en Unity:

Además de tener las doce secuencias de memoria de la historia principal con sus objetivos opcionales correspondientes, contamos con una amplia variedad de misiones secundarias que no sirven meramente de relleno. Las misiones cooperativas son unos niveles especiales que tratan acontecimientos clave de la revolución (como la captura de Danton, la marcha de las mujeres por Francia, el intento de asesinato de Napoleón Bonaparte, etc) y en las que, si lo deseamos, podemos jugar o en solitario o hasta con 4 amigos. Cada misión es de una duración considerable y resultan bastante abundantes y variadas, ya que van desde asesinatos, asaltos, infiltraciones, robos, persecuciones, etc. Realmente la única pega que se le puede poner es la alta dificultad de éstas en caso de que quieras jugarlas en solitario, ya que están diseñadas para jugar mínimo un par de personas, ya que no es lo mismo despachar o despistar a decenas de soldados tú solo que cuatro. A esto hay que añadir que ahora el combate también ha cambiado, basado más en atacar, esquivar y contraatacar en el momento oportuno, siendo capaz de darte habilidad a la hora de combatir a los guardias, pero siendo otro de los puntos de dificultad de Assassin’s Creed Unity: ya no vale lo de matar a todo guardia que se te ponga por delante, ya que morir en combate es tremendamente fácil, y Arno resulta bastante más letal y eficaz en la sombra, incluso tras conseguir todas las mejoras y habilidades. Apoya más el sigilo y también supone algo de reto para los jugadores, ya que la dificultad era uno de los puntos más criticados en la franquicia.

Además de las misiones cooperativas contamos con las historias de París, que son misiones más cortas que podemos empezar cuando queramos mientras exploramos la ciudad, que también sirven para contarnos más cosas sobre personajes históricos y sobre el pasado de Francia (por ejemplo buscamos las famosas cabezas de Madame Tussaud). También disponemos de misiones del Café Theatre y club social, que nos sirven además de ganar dinero, conseguir mejoras para nuestra guarida de asesinos (como las que teníamos en AC II, III y Black Flag) y así conseguir una mayor financiación que nos permite comprar más utensilios y accesorios para volvernos más letales. Tampoco podemos olvidar los enigmas de Nostradamus, que consiste en mediante pistas sobre la historia de la ciudad, encontrar glifos con nuestra vista de águila que nos ayude a descubrir diferentes piezas para desbloquear una armadura ancestral de asesino. Y por supuesto no podían perderse la cita los típicos coleccionables como las escarapelas, los artefactos y cofres, los cuales ahora poseen un minijuego que debemos superar para poder abrirlos. Además quienes quieran saber más de la Francia de la revolución, siempre disponen como es habitual en la franquicia de la enciclopedia virtual del animus que nos ofrece todo tipo de información sobre cada personaje, lugar y objeto histórico que aparece en el juego.

Entre las novedades de los diferentes tipos de misiones tenemos que hacer especial incapié en los asesinatos por resolver, que consiste en una serie de misiones donde se nos plantea un caso que debemos resolver mediante la búsqueda de pistas, pruebas y deducciones que nos lleven hasta el culpable. Además también tenemos una serie de misiones de Hélix que consisten en unas zonas de plataforma especiales donde recorremos París en diferentes épocas (La Belle Époque, la segunda guerra mundial o la era medieval), unas misiones diferentes que aporta un soplo de aire fresco y variedad a la aventura ya de por sí gigantesca.

Y no es para menos, puesto que completar Assassin’s Creed Unity al cien por cien puede durar mínimo ochenta horas de juego, sin contar la expansión gratuíta Reyes Muertos que ofrece un nuevo mapa, nueva historia y misiones que realizar, así como diferentes armas, por lo que puede ampliar la aventura unas ocho horas extra si se quiere completar al dedillo.

Si bien es cierto que Assassin’s Creed Unity consigue encandilar a los fans que echaban de menos la magia de los primeros juegos, así como innovar lo suficiente para sorprender, no carece de fallos: como bien se ha dicho más arriba, la trama del presente es totalmente inexistente, cuando en Black Flag al menos se podía salir del animus y explorar Abstergo para conseguir información sobre lo que sucedía mediante grabaciones, mensajes, minijuegos y demás, y la historia por momentos parece ir demasiado deprisa.

A nivel gráfico es de los multiplataformas más potentes que se ha visto en la nueva generación, destacando las texturas, modelos de los personajes, la iluminación y por supuesto, la perfecta y bellísima recreación de París, y con los miles de habitantes que interactúan en las calles de la ciudad. Aunque hubo mucha suerte de que no sufrimos fallos en nuestra copia original en su día, es bien cierto que hay bugs, aunque inusuales y nunca llegan a arruinar la experiencia de juego, puede resultar molesto. Los 30 fps se mantienen relativamente estables salvo en momentos puntuales de la aventura, y la banda sonora del videojuego sigue estando a la altura así como el doblaje (salvo la voz de Napoleón que no pega ni con cola).

A nivel de experiencia jugable cabe destacar que el parkour a veces puede resultar confuso, y sobre todo que los fallos de la IA pueden causarte más de alguna frustración, pues a veces o no te ven estando justo delante de ellos y otras veces te detecta uno mirando a través de la pared y ya tienes a toda la ciudad encima de ti. Está bien que haya dificultad, siempre y cuando que ésta vaya acorde con la experiencia y no sobrepase lo absurdo.

En definitiva, Assassin’s Creed Unity es un videojuego excelente que si bien no es perfecto por sus bugs y fallos puntuales de la IA, es un título que tiene tanto que ofrecer tanto a los fans como a los nuevos jugadores, sea en solitario o con amigos, y con una trama emocional y una variedad, diversión y recreación de una de las revoluciones más bellas e importantes de la historia, que resulta difícil bajarle excesivos puntos por sus fallos, que los tiene, pero que no arruinan la experiencia de juego. Además con todos los parches el juego está ya más que arreglado y pulido para los que hayan tenido fallos. Es una aventura que todos los amantes tanto de la saga como del género sandbox y de las ambientaciones históricas, debería disfrutar.

Bienvenidos a la revolución: Liberté, legalité, Fraternité our la mort.

Nota: 9.0. Una entrega que vuelve a los inicios de la saga por todo lo alto, recupera y mejora todo aquello que echábamos en falta, pero que también consigue aportar grandes innovaciones a la franquicia y nos permite disfrutar de la aventura de Assassin’s Creed más grande hasta la fecha. Lástima que los bugs y fallos de la IA le pasen factura.

Aquí un trailer de la aventura:

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