Para todos los que disfrutamos ya
sea viendo una serie de televisión o viciando un rato en nuestra Playstation, es
obvio que el género postapocalíptico ha resurgido con toda su fuerza en los
últimos años: la prueba de ello es el éxito que está teniendo la serie de AMC,
The Walking Dead, basada en el cómic original de Kirtman, o la cantidad de
videojuegos que podemos disfrutar en nuestra consola como Metro 2033,
destacando entre ellos los últimos exclusivos mejor valorados de Sony como The
Last of Us (Naughty Dog, 2013) o el reciente anuncio que vimos en el E3, Days
Gone (Bend Studios).
Sin embargo, Deadlight es una
obra que decide salirse un poco del molde establecido ahora mismo por aventuras
y shooters en tercera persona, y decide adentrarse en los años 80 para
contarnos una relato, que si bien nos resulta familiar dentro de las historias
de zombies actuales, consigue brillar con luz propia debido a la originalidad
de su propuesta jugable, en la que el clásico de Jordan Mechner se da la mano
con una ambientación digna de Naughty Dog.
Deadlight nos sitúa en la Seattle
de 1986 tras la guerra fría y nos presenta a su protagonista Randall Wayne, un
guarda bosques que busca a su familia y amigos tras el desencadenamiento de una
epidemia que ha acabado con la mayoría de la raza humana y que ha arrasado el
mundo que una vez conocía. Todas las ciudades y hogares que antes estaban
llenos de vida y ruido, no son más que vagos recuerdos que yacen rotos en los
escombros de la civilización, invadidos por miles de sombras que rondan los
callejones en busca de su próximo alimento. Pero nada de eso consigue detener a
Randall, quien está dispuesto a hacer lo que haga falta para sobrevivir y
reencontrarse con su mujer e hija. ¿Logrará alcanzar su objetivo, o pasará a
ser una de las miles de sombras que le persiguen para darle caza?
¿Estais listos para sobrevivir al
apocalípsis?
Con esta historia de fondo,
Deadlight nos ofrece un juego de plataformas de desplazamiento lateral 2D con
unos fondos y entornos preciosos totalmente desarrollados en 3D en el que
tendremos que avanzar haciendo uso de nuestras habilidades de supervivencia,
desde carreras, saltos, acrobacias y alcances dignos del Príncipe de Persia
hasta el manejo de diferentes armas como el hacha, tirachinas o pistola. Si
bien el planteamiento es muy tradicional en el género, son los detalles lo que
hacen que este videojuego marque la diferencia entre los plataformas clásicos,
cogiendo prestado pequeños guiños e influencias de otras obras ampliamente conocidas
en el mercado y consiguiendo darle a este título la variedad y esencia que lo
separa del resto. Durante toda la aventura deberemos conseguir avanzar por las
ciudades desoladas y las alcantarillas abandonadas ya sea resolviendo
diferentes zonas de plataformas entremezclados ingeniosamente con diversos e
inteligentes puzles que si bien no son demasiado complicados, son lo
suficientemente entretenidos para hacernos usar la cabeza antes de actuar. Y lo
más importante es que durante toda nuestra odisea, estaremos constantemente en
alerta y tensión, puesto que en casi todos los niveles del juego, las sombras
se nos estarán echando encima, por lo que tendremos que actuar lo más rápido
posible con todo lo que tenemos a disposición, que no será mucho. Durante la
mayor parte de la aventura, solo contaremos con nuestras destrezas de escalada
y velocidad para dejar atrás a los enemigos, e incluso distraerlos con un silbido,
pero rara vez contaremos con armas de fuego, en el mejor de los casos siempre
contaremos con un hacha, e incluso un tirachinas. Incluso con solo nuestra
fuerza física estaremos limitados, puesto que contamos no solo con una barra de
salud muy limitada, sino que además, al igual que en títulos ya vistos como I
am Alive (Ubisoft, 2012), Randall tiene sus límites que se muestran en su
incapacidad para nadar y en una barra de esfuerzo que si llega a acabarse, nos
soltaremos o nos quedaremos expuestos a ataques, haciéndonos daño.
Pero no todo se reduce a
plataformas y puzles, puesto que el diseño de los niveles es lo suficientemente
ingenioso y amplio como para dar lugar a la exploración por unos escenarios con
un apartado artístico sobresaliente en el que vemos cómo el mundo que tan
conocido nos era se ha venido abajo, con solo las ruinas de las ciudades y los
restos de los habitantes que una vez vivían allí. Muchas veces nos encontraremos
con múltiples coleccionables, pues además de las armas, las balas y los kits de
supervivencia también encontraremos diferentes entradas del diario de Randall
que nos contará cómo era antes su vida y cómo acabó aquí, objetos personales de
la gente que antes vivía en la ciudad y con el que poco a poco descubrimos cómo
la epidemia comenzó, e incluso juegos portátiles recreativos de la época que
además de sumergirnos más en la década de los 80, nos desbloquean pequeños minijuegos
que luego podemos disfrutar fuera de la aventura principal.
A nivel visual destaca
notablemente por su contraste de luz y sombras, así como por su diseño de
escenarios y nivel artístico de los personajes, destacando las geniales viñetas
de cómic que se usan para narrar el avance de la trama como si de la propia
obra de Kirtman se tratara. En ese aspecto, si bien no consigue ir más allá de
resultar interesante (sobre todo para los que ya estemos familiarizados con
este género), merece la pena solamente por descubrir su sorprendente final, que
junto con la preciosa música y excelente doblaje en inglés (subtitulado al
español) conseguirá encogerte el corazón.
Pero aún con todo, Deadlight no
es una obra carente de fallos, pues la aventura peca no solamente de falta de
dificultad debido a los constantes puntos de guardado que hay, sino a una falta
mayor de variedad de situaciones, puesto que la mayor parte de la aventura
consiste en salir pitando de dicha zona, y una ligera pero muy puntual
imprecisión de los controles. Pero sin duda alguna, el error más grave del
título es su escasa duración, pues completar los 3 niveles de los que está
compuesto, no llevará poco más de 2 horas y media, y eso completando cada nivel
al 90% como mínimo, que además no ofrece mucho aliciente para volver a jugarlo
para conseguir los coleccionables restantes, ya que la mayoría están a la
vista, y una vez resuelta la trama, no tiene ningún misterio. Además, aunque el
título cuenta con un montón de contenido extra, como el diario de Randall, los
coleccionables, galería de arte, making of del videojuego, desarrollo del
título, comentarios del director e incluso un modo de dificultad pesadilla y un
modo supervivencia, todo esto se puede conseguir en nuestra primera vuelta (salvo
el final alternativo y descartado del juego), lo que hace que gastarse 20 € en
un título tan corto pueda parecer exagerado.
Con todo, Deadlight es una obra
muy recomendable no solamente para los amantes del género postapocalíptico,
sino para los jugadores clásicos que echen de menos un videojuego más
tradicional y, por qué no decirlo, distinto a las aventuras que estamos acostumbrados en el mercado tan saturado de shooters y explosiones de hoy en día.
Prepárate para sobrevivir. Las
sombras acechan.
80: Una aventura de plataformas
clásica en la que Prince of Persia se da la mano con The Last of Us. Una
experiencia divertida y variada que si bien peca por su corta duración, merece
la pena por el toque de frescura que ofrece.
+ La lograda ambientación de los
80 postapocalípcita
+ El apartado artístico y la
banda sonora
+ El equilibrio entre
plataformas, puzles y acción
+ El sorprendente final
+ La cantidad de contenido extra
que desbloquear
- La escasa duración: poco más de 2 horas y media
para conseguir el 90% de los coleccionables y los contenidos extra
-
Rejugabilidad casi nula
-
Modos de juego adicionales escasos
-
Falta de variedad en el desarrollo del juego
-
Excesivamente sencillo debido al exceso de
puntos de guardado
Deadlight está disponible para todas las plataformas next gen tanto en formato físico como en digital.
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